CARIGNAN
Una de las variedades que más le ha dado sentido de origen a Chile durante los últimos años ha sido el Carignan. Ante la falta de un relato histórico detrás sus vinos, el rescate de la variedad y sus viejos viñedos en el Valle del Maule ha puesto nuevamente a nuestro país en el mapa vitivinícola mundial.
Según el Catastro Nacional Vitivinícola del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) nuestro país registra 851 hectáreas de viñedos de Carignan, de las cuales poco más de 700 (un 82%) se encuentra en el Valle del Maule. No hay datos precisos sobre su introducción en Chile. Se presume que llegó para aumentar la productividad de la zona. La variedad se expresa en racimos medianos a grandes, compactos y con bayas de color oscuro azulado.
Las parras de Carignan prefieren los suelos pobres y un clima cálido y seco. Los viejos viñedos que se encuentran en el Secano Interior del Maule tienen naturalmente bajos rendimientos y sus uvas son capaces de entregar vinos de gran profundidad y carácter, hoy valorados por consumidores y prensa especializada.
FACTOR DE CALIDAD
Los suelos donde se encuentran los viñedos de Carignan están compuestos principalmente de granito en distintos estados de alteración, conformando una gran zona agro ecológica en la vertiente oriental de la cordillera de la costa.
Son suelos pobres, sin irrigación que les han permitido a las plantas crecer de manera equilibrada, después de varios años de adaptación a un clima caluroso y de mucha exposición solar. Las noches frescas y levemente aireadas provenientes de la costa permiten una correcta madurez de sus racimos. El sistema de conducción en cabeza le permite a la fruta protegerse del sol.
El terruño del secano interior del Maule representa la perfecta conjunción entre su gente, el campo y el Carignan. Es un terroir de verdad, en el más amplio sentido del concepto, donde la cultura del valle vive para y por el vino.
